El Real Madrid que contaba por derrotas, goleadas no pocas de ellas, los 18 Clásicos del fútbol femenino dio el golpe en Montjuïc y se llevó el primer triunfo de la historia, venciendo por 1-3 a un Barcelona descosido y alucinado. Incrédulas las futbolistas locales, varias de las cuales no supieron encajar un resultado que apenas nadie pudo imaginar.
Real Madrid se llevó el primer triunfo de la historia, venciendo por 1-3 a un Barcelona descosido y alucinado. EFE
LaLiga femenina sigue teniendo al Barça como favorito absoluto. A falta de siete jornadas aventaja en cuatro puntos al Madrid y se entiende una quimera que el equipo de Pere Romeu deje escapar esa renta. Pero a partir de hoy ya nadie podrá negarle al equipo de Alberto Toril el éxito que supuso arrodillar a un rival de leyenda e inalcanzable.
Inalcanzable hasta que dejó de serlo.
Tan claros estaban los pronósticos a favor del Barça que nadie atendió que en los primeros tres minutos de partido el Madrid disfrutase de dos ocasiones. A la que Alexia, poco después, avisó por primera vez a Misa con un remate que se marchó desviado, la confianza entre la afición local se volvió absoluta. Por más que el dominio, evidente, de las azulgrana solo supusiera dos sustos a la meta merengue hasta la recta final de ese primer tiempo.
Fue un primer tiempo extraño por la poca tensión que se respiró en el ambiente, con una hinchada más festiva que preocupada por el poco tino de las futbolistas locales, que más allá de un remate de la joven suiza Schertenleib que tocó en el larguero y otro de Patri contemplaron cómo la hasta ahora inexistente igualdad entre los dos equipos empezaba a ser cierta.
Y todo desembocó en un final de primer acto impensable a la vez que sorprendente. Primero el susto de Graham Hansen, que pisó mal tras un control y pareció lesionarse y después el gol de Alba Redondo, el 0-1 que cayó como una bomba en Montjuïc.
Un centro de Moller al área y los reflejos de Redondo para avanzarse en el salto a Irene Paredes, rematando de cabeza por encima de Cata Coll, que se quedó batida e impotente a media salida.
Aún hubo tiempo para que Graham, recuperada, pidiese un penalti antes de que, en el añadido, fallase una ocasión de oro, asistida por Alexia y cediéndole de manera incomprensible el balón a Misa cuando lo más sencillo era rematar a puerta vacía.
NERVIOS
El Madrid se marchó a vestuarios con ventaja. Por tercera vez desde que existe el Clásico femenino el equipo merengue se había avanzado en el marcador, segunda en Montjuïc, y aunque la confianza de remontada era clara entre las locales, el aviso de Pere Romeu (“cada día se va a igualar más”) empezaba a asomar en el ambiente.
El 71 por ciento de posesión azulgrana no había sido suficiente. Tampoco la intensidad (siete faltas locales por solo dos visitantes) ni los once remates (únicamente tres entre los palos) a puerta.
Apareció con mayor determinación el Barça en la segunda mitad, insistiendo en su dominio y presionando con más insistencia la salida de balón madridista, pero a la que pasaban los minutos aumentaba la impaciencia y los nervios, más aún después de un paradón de Missa a Graham y de un remate desviado de Aitana.
Cada vez más defensivo el conjunto merengue e insistente el azulgrana, se entendia cercano, por probabilidades, el empate y llegó, finalmente, a los 67 minutos, tras un excelente centro de Mapi León que remató de cabeza, imponente, Graham Hansen, aprovechando, también, la nula intensidad en el marcaje de Athenea del Castillo, que permitió el remate cómodo a la noruega.
POLÉMICA Y HUNDIMIENTO
El empate de Graham dio a pensar que volvería la normalidad. Quedaban por delante 23 minutos (más el alargue) y no debía ser la primera vez que el Barça encaraba con lógica un final de partido para ganarlo.
Pero de forma incomprensible, extraña y hasta sorprendente, el Madrid ni se vino abajo ni, tampoco, retrasó sus líneas. Al contrario, las futbolistas de Alberto Toril dieron un paso al frente y se atrevieron a tutear al Barça en la recta final de un Clásico que enloqueció como nadie habría imagnado.
En el minuto 81 se anuló un gol (el 2-1) a Jana por un extraño, cuanto menos, fuera de juego y cuatro más tarde un centro de Caicedo fue rematado de forma espectacular por Weir, anotando bajo el diluvio un 1-2 que cayó como una bomba.
Contra las cuerdas el Barça, el tiempo de alargue se convirtió en dramático hasta que en el minuto 96 Weir anotó el 1-3 de cabeza, rechazando el balón Mapi León desde dentro de la potería a opinión arbitral.
Y se acabó. Lo nunca visto hasta este domingo: el Real Madrid ganando un Clásico femenino. Y con polémica, una polémica que no debe desmerecer el hito merengue.