Kylian Mbappé mandó la pelota a la escuadra derecha de Guaita, y medio equipo del Madrid se fue a celebrar el 2-0 al otro lado del campo. Con Courtois. Porque el origen del segundo gol del Madrid ante el Celta estuvo en una monumental parada del belga. Un pase al área del equipo de Giráldez tocó en un zaguero blanco, y la pelota tomó un rumbo endiablado hacia las redes del Madrid. Entonces, el meta belga lució reflejos y agilidad para sacar un balón destinado al 1-1.
De ese milagro de Courtois, uno más, nació una contra extraordinaria del equipo de Ancelotti, uno de los registros que mejor domina. Bellingham midió el tiempo justo para lanzar a Mbappé en carrera, con todo el campo del Celta por delante. El francés ajustó su desmarque para no caer en fuera de juego y partió desde su propio campo. A partir de ahí, se encontró en un escenario que domina como nadie. En el uno contra uno con su marcador escapó con suficiencia y, después, clavó la pelota en la escuadra. Un golazo que nació en el portero del Madrid y que lleva la firma de su ariete.
El zarpazo de Mbappé era ya el número 35 en lo que va de temporada. Se colocaba a solo dos del mejor estreno goleador de un jugador del Madrid: los 37 de Zamorano en la campaña 1992-93. Con 52 partidos disputados y al menos siete por delante entre Liga y Mundial de Clubes, se puede dar por hecho que ese registro cambiará de manos al finalizar la presente temporada. Además, Kylian recorta distancias con Lewandowski en la pelea por el Pichichi: 24-25 a favor del polaco. La semana próxima tienen cita en Montjuïc.
El partido ante el Celta marcaba el regreso de Mbappé a la Liga tras la roja que vio ante el Alavés en Vitoria. Desde entonces, el 13 de abril, las cosas habían sido todo menos agradables para el francés: eliminación en la Champions, lesión de tobillo contra el Arsenal, pitos al retirarse, abucheos al aparecer su imagen en los videomarcadores ante el Athletic, baja en Getafe, suplente en la final de Copa y título perdido en Sevilla. Pero de La Cartuja regresó un Mbappé con territorio recuperado, porque su entrada al descanso cambió radicalmente al Madrid y lo tuvo a solo diez minutos de conquistar la Copa.
Con 36 goles, Mbappé llegará al duelo clave de la Liga: el de la próxima semana en la montaña olímpica de Barcelona. Porque nada más empezar la segunda parte repitió: en otra contra, esta vez lanzado por Güler, y marcando con la zurda. Sabe que vino al Madrid para ganar grandes títulos, y esta temporada ya ha encarrilado Champions y Copa. El intento del Madrid por ser campeón —sumar los cinco puntos más que el Barcelona sobre los 14 que restan— pasa por tener a Mbappé al nivel mostrado en Sevilla y ante el Celta. Es un intento desesperado, pero sin el francés a este nivel sería imposible.