La dupla de Mbappé y Güler salva la pájara final del Madrid para ganar al Celta (3-2)

El Real Madrid llegará al Clásico de Montjuic a cuatro puntos del FC Barcelona y con opciones de pelear por LaLiga. Lo que apuntaba a una sólida victoria ante el Celta de Vigo, gracias a los goles de Arda Güler y Kylian Mbappé (por dos), acabó en amago de pesadilla. Javi Rodríguez y Swedberg, gracias a un descomunal Aspas, marcaron en los minutos finales y el Santiago Bernabéu acabó pitando a los suyos por el 3-2.

El Madrid se divirtió en el campo como hacía tiempo que no se veía. Sufrió en el inicio de encuentro, respaldado por un Thibout Courtois que evitó los sustos del Celta, pero se acabó haciendo dueño y señor del encuentro. Ancelotti, incluso, dio minutos a Jacobo Ramón, una de las perlas de la Fábrica como defensa central. Pero los minutos finales vuelven a señalar las carencias del conjunto blanco, que, pese a todo, visitará Barcelona manteniendo la distancia.

Un festival al inicio

Los primeros diez minutos de encuentro fueron un gran resumen de la temporada del Real Madrid. Un equipo capaz de castigar a la contra, pero con una preocupante debilidad defensiva. La primera ocasión cayó para el lado blanco, con una internada de Vinícius —muy activo en el inicio del partido, desaparecido después— en el área que acabó con un acrobático remate de Arda Güler. La semichilena no llegó a buen puerto, pero despertó a un Santiago Bernabéu que se aferra a las opciones de LaLiga.

El estadio blanco poco tardó en ver los ejemplos de los problemas defensivos del equipo de Ancelotti. Marcos Alonso, con pasado madridista y blaugrana, a punto estuvo en dos ocasiones de poner por delante al Celta. La primera se le escapó por poco, su segundo cabezazo provocó la aparición de Courtois, con una parada de las suyas. Con actitud y personalidad, el equipo de Claudio Giraldez se presentó en la capital para llevarse botín. Es cierto que, a diferencia de los meses previos, el Madrid sí llegaba bien a las ayudas defensivas.

A la contra, el Madrid asustaba. Los caballos se desbocaban con Vini y Mbappé en punta. Una de ellas a punto estuvo de costarle el gol al Celta, con un pase de la muerta de Lucas Vázquez que casi acaba en autogol. El saque de esquina de dicha jugada también sonó a celebración en el Bernabéu, pero el remate de Tchouaméni, solo en el corazón del área, se marchó desviado. Cuatro ocasiones claras en apenas ocho minutos de encuentro.

Las pulsaciones bajaron y ambos equipos se empezaron a respetar. Empezó a amasar la pelota el conjunto de Ancelotti, con un centro del campo formado por Valverde, Ceballos y Bellingham, que a veces pasaba a cuatro cuando Arda Güler se descolgaba. Tchouaméni, por cierto, volvía al eje de la defensa por las lesiones de Rudiger y Alaba, que se pierden lo que resta de competición, y a ver si llegan al Mundial de Clubes.

Güler, una de las mejores noticias del Madrid. (Europa Press)

Cuando el juego del Real Madrid caminaba por la intrascendencia —jugadas individuales entre tropezones, mucha pelota, poca combinación, etc—, despertó el genio de Güler. La primera pelota que tuvo esquinada, a la escuadra de Guaita. Golazo del joven jugador turco, que ha recibido, quizás demasiado tarde, la confianza de Ancelotti.

Apenas unos minutos después, a las puertas del descanso, Borja Iglesias probó suerte con un disparo que se envenenó y que Courtois salvó de manera milagrosa. En esa misma jugada, un contraataque condenó al Celta de Vigo. Bellingham se la puso a la carrera de Mbappé y, cuando sonaba que se había quedado sin ideas, un latigazo del francés puso el dos a cero en el marcador. Lo celebró con rabia el nueve del Madrid, mientras varios de sus compañeros agradecieron la parada del guardameta belga.

El paso por vestuarios no cambió demasiado el trascurso del encuentro. Güler encontró a Mbappé con un carril inmenso hacia la portería de Guaita. El francés parecía sentenciar con una finalización perfecta. Segundo del nueve en el partido, que se coloca con 24 en la lucha por el pichichi, a solo uno de Lewandowski.

La pájara del Madrid

Ancelotti dio minutos a Jacobo Ramón como sustituto de Asencio, al que no le viene mal descansar. No le salió bien la jugada al italiano. Claudio Giráldez lo intentó con cambios como Pablo Durán, Moriba o Swedberg. Sería un central, Javi Rodríguez, quien recortó distancias sobre el minuto 70. En un córner que debió ser saque de portería, aunque, recordamos, el protocolo del VAR no permite rearbitrar estas acciones, el defensa español remachó un taconazo después de una jugada embarullada.

Parecía que el Madrid lo tenía todo bajo control, y ahí apareció el talento de Iago Aspas, que tuvo minutos pese a sus molestias. El delantero español sirvió un pase impresionante para que Swedberg marcase a placer. Instantes después, otra asistencia de Aspas casi provoca otro tanto. Terror en el Santiago Bernabéu, que veía cómo su equipo se desmoronaba en los minutos finales. La respuesta del estadio llegó en forma de pitos.

Aspas y Brahim intercambiaron ocasiones en el final. Mbappé casi logró su hat-trick con una volea alta. Con enfado de Ancelotti por los espacios que dejaron sus pupilos. Pese a la tensión, el Madrid resistió y mantuvo la ventaja. Las dudas que el Barcelona está dejando en las últimas semanas —pese a que la temporada blaugrana, por ahora, solo puede catalogarse como soberbia— y el peso de la semifinal de la Champions League del próximo martes en Milán, son los mejores argumentos de la afición madridista.

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