Apático y sin recursos ofensivos

Era crónica de una muerte anunciada y así acabó siendo. La Real Sociedad se atascó en Mendizorroza ante un equipo de mucho menor nivel futbolístico que los txuri urdines, pero con las cosas más claras. Imanol ya sabía el partido al que se iba a enfrentar y a pesar de que el Alavés no propuso un bloque tan bajo como otros equipos de la zona baja, los donostiarras fueron totalmente incapaces de generar ningún tipo de peligro a la meta defendida por Sivera.

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El análisis deberá ser más profundo, pero hay varias razones que llevan a pensar que la derrota parecía medianamente lógica si has seguido al equipo en los últimos meses. El Alavés superó en todo lo decisivo a la Real. Es cierto que los de Imanol estuvieron más acertados en los primeros minutos, pero las ayudas de los centrocampistas y los extremos imposibilitaron que Brais y Kubo encontraran el camino rápido hacia el gol.

La peor de las noticias es que el equipo, además de incapaz a la hora de generar peligro, también se mostró apático, sin tesón ni fuerza para cambiar el partido desde el empuje. No lo consiguieron los titulares y tampoco lo modificaron los suplentes, que no le imprimieron al equipo una dosis extra de dinamismo, algo que la Real acabó echando en falta. En cambio, en eso fue en lo que empezó a ganar el partido el Alavés: desde los duelos individuales, las caídas y el poder de su hinchada. En resumidas cuentas, es cierto que la Real no tuvo argumentos ofensivos y es algo que viene acusando en varios partidos contra equipos de este estilo, pero también le faltó intensidad.

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