El Real Madrid consiguió presentarse en la final de Copa sin entregarse del todo en LaLiga, arrancando un triunfo sufridísimo en el Coliseum, como era de esperar. Fiel a su costumbre, no le sobró nada. Al revés que ante el Athletic, firmó un primer tiempo notable, pero acabó con uno menos por lesión de Camavinga y acogiéndose al milagro habitual de Courtois en el tramo final. El Getafe lamentó el acierto del belga, porque equilibró el duelo y mereció más en el segundo acto, especialmente contra diez.
El fútbol es asombroso. Un Madrid de rotación, con una defensa de prueba, ante un adversario experto y canchero, despachó un primer tiempo con personalidad y dominio, imponiendo su calidad con la pelota. Más allá del gol, también inesperado por firmarlo con el pie derecho, Arda Güler se destapó como vía principal para la salida de balón blanca, incluso retrasándose junto a los centrales. El protagonismo del turco no eclipsó al resto, con Endrick en la punta, templado como nunca.
Porque el delantero brasileño empezó la noche agitada. Conscientes de que, como diría el mítico Luis, se calienta “como la madre que lo parió”, le buscaron desde los 20 segundos, con Duarte metiéndole cuerpo. Amagó con responder el ariete, dejando un recado al central, pero en el resto de acciones divididas en que se llevó recados, se contuvo para buscar portería. Tuvo el segundo, de hecho, tras una pared fantástica con Vinicius, pero Soria le sacó el mano a mano con mucho mérito.
El Getafe, en cambio, sorprendió poco. Exploró los límites que ponía Sánchez Martínez y aprovechó la permisividad del murciano en los contactos. Bordalás cambió sobre la marcha el plan inicial, con tres centrales y Djené en el carril derecho, se supone que para atrapar a Vinicius. Movió al togolés al medio para obstruir las conducciones del turco, pero la verdad es que el Madrid en bloque movió la pelota en ese primer acto con diligencia, a menudo al primer toque, en corto y en largo. Ahora Brahim, después Vini, más tarde Valverde, con Tchouaméni como corrrector. Sin hacer muchas ocasiones, demostró su superioridad y la firme intención de no ceder más terreno al Barça en vísperas de la final de Copa. Los azulones tuvieron una opción nada más arrancar, en un remate de Milla tras medir mal Asencio, y la opción más clara en un centro lateral para Mayoral, en posición perfecta, pero saltó antes de tiempo y no pudo cabecear con precisión.
Tras la pausa, entró Camavinga por Alaba, con problemas físicos. Tchouaméni central diestro. El Geta recuperó la vigilancia de Djené a Vini, conscientes de por dónde podrían sufrir más, pero pronto movió también el once Bordalás. Quitó a central y lateral para meter a ariete y carrilero. Menos mal que es un entrenador defensivo. Los azulones se instalaron en campo ajeno, exponiéndose a la contra, pero apretando de lo lindo. Dos errores injustificados de Camavinga, otra concesión de Fran García con un despeje corto y las llegadas de Coba fabricaron dos buenas opciones para Álvaro. Le taponaron la primera, cabeceó arriba la segunda. El caso es que el Madrid había perdido el control del duelo.
La entrada de Bellingham y la configuración del equipo confirmó que el Madrid se encomendaba a una contra. La tuvo Vinicius, aunque venía de una falta previa de Brahim que no cobró el colegiado. Se fumó Vini la opción, con mejores soluciones a sus dos costados, y en la siguiente Sánchez Martínez calibró como amarilla una acción limpia de Tchouaméni. Intentó salir después Valverde, pero le interceptó bien el pase Duarte, Álvaro protegió, habilitó a Mayoral y entregó el empate a Arambarri, que remató con la izquierda, solo en el punto de penalti. Clamorosa. Fuera.
Con el duelo abierto entró Rodrygo por Vinicius, y después Ceballos por Arda, buscando más control y piernas frescas. Bordalás aplazó sus últimas bazas. Juanmi para reforzar el ataque, y Beckoucha por Djené. Muy a la italiana, el Madrid se puso a cubierto y acumuló gente en su campo, expuesto a cualquier accidente. Lo sufrió Camavinga, tras caer en una acción con Milla. Poca falta, mucho daño. Otra baja para la final. Con diez para defender el triunfo tuvo que aparecerse Courtois para salvar una doble ocasión de Peter, de tacón, y Juanmi, a quemarropa. Incluso en el último suspiro tuvo que sacar Thibaut una volea de Álvaro, precedido de una caída de Rodrygo en el área. Así llega el Madrid a Sevilla, para disputar la Copa. Sin más lateral zurdo que Fran García, y sufriendo hasta el pitido final. El signo de la temporada.