Nadie dijo que sería fácil, tampoco nadie se atrevió a predecir que sería tan sufrido e incomprensible con un 4-0 a favor. El mal partido no estropeó el sueño del Barça de clasificarse para las semifinales de la Champions League. Al Borussia Dortmund no le sirvió de nada ir a pecho descubierto pero estuvo cerca del milagro y de recordarle a los azulgrana fantasmas del pasado. Los de Flick tuvieron un mal día quizá cuando el Barça pensaba celebrarlo a lo grande. Pero solo fue eso, un mal día que no empaña la excelente trayectoria en esta edición europea.
Flick no tuvo en cuenta la holgada goleada de la ida y alineó a su once más lustroso con dos matices previsibles, como la entrada de Araujo por un apercibido Iñigo Martínez y la de Gerard Martín por el lesionado Balde, y otra más inesperada como la suplencia de Pedri, que descansaba de titular después de una veintena larga de partido. El resto, el bloque de siempre tirado por el tridente. Antes, en los prolegómenos, Szczesny se retiró al vestuario por un golpe en la mano que no le impidió jugar. Curioso fue de lo mejor.
El comienzo resultó condescendiente en exceso. El Barça salió para apoderase el balón pero acabó engullido por el exigente guion preparado por Kovac. La consigna era clara. Un gol madrugador para creer en la remontada. Pronto, demasiado pronto, los alemanes metieron el temor en el cuerpo barcelonista. Después de varias aproximaciones de Guirassy y Ayedemi, a la cuarta, Szczesny provocó penalti que Guirassy convirtió a lo ’panenka’. Sólo había transcurrido diez minutos y el Barça malgastaba el primer gol.
El ambiente ensordecedor de la grada hacía que cada acción local, por nimia que fuera, tuviera un molesto tufillo peligroso. El ímpetu desaforado de los de Kovac era inquietante. Acudiendo a su juego más ortodoxo y de posesión, los azulgrana se apoderaron del control, aunque sin dar con el canal del gol. El primer remate llegó a la media hora, obra de Fermín. Un gol en fuera de juego del Dortmund incrementó el nerviosismo
A los locales les servía el desconcierto del Barça, que parecía desconectado para enfado de Flick. No sabían cómo terminar sus jugadas. Con Raphinha embalado hacia la portería, Süle le rebañó un balón que excitó a la grada, que urgía sin cesar. A los azulgrana les faltaba pausa y seguridad. Fermín acudía al rescate de la defensa. En otra pérdida, Adeyemi soltó un latigazo que Szczesny rechazó. Bien desmarcado, Koundé respondió con un intento a centro de De Jong. La interpretación de las faltas del colegiado no hacía más echar pimienta al partido.
A la media hora, el Barça pareció tranquilizarse, pero no del todo. Más cómodo tiró de oficio aunque sin balón estuvo en ocasiones peligrosamente expuesto. Se le vio angustiado, en ocasiones despersonalizado y vulnerable. El descanso llegó como aire fresco. Fue un espejismo, porque le sentó fatal.
Tres minutos tardó el Dortmund en asustar de nuevo a los azulgrana. Tres minutos apenas. Un centro desde un córner, con despropósito general supuso el segundo tanto local, con el mismo autor que el primero: Guirassy. Nadie atinó a despejar, nadie estuvo en sus marcas. Era incomprensible. Y cuando pero pintaba todo, un autogol de Bensebaini a centro de Fermín, fuerte.
Como en Leganés, como si fuera un gol portentoso, como si fuera una finalísima. Feo como en Butarque pero tan provechoso como en siempre. En el peor partido del Barça, lo mejor era el marcador. El Barça perdía por 2-1 pero tenía tres goles de ventaja. El golpe dejó aturdido a los locales.
Flick dio entrada entonces a Pedri para aportar un poco de calma y sensatez. Para poner las cosas en su sitio. El Barça mejoró. Ya daba la sensación de reencontrarse. El discurrir de los minutos hacía bueno el panorama de verse entre los cuatro mejores. Flick respiraba y Raphinha se permitía el lujo de desperdiciar un ataque con compañeros desmarcados.
Pero no fue un día de individualidades. Otro error de Araujo provocó el tercer tanto local. El 3-1 obligó al Barça a defenderse, algo que no está acostumbrado. Flick daba órdenes, incrédulo ante lo que veía. Todos sus remedios no servían de nada. El sufrimiento era inesperado. Muchos recordaron que la gran gesta del Barça hizo posible un final agónico. No pasó.
FICHA TÉCNICA
Borussia Dortmund, 3
Kobel; Süle, Anton, Bensebaini; Yan Couto (Brandt. 77′), Gross, Nmecha (Reyna, 65′), Svensson; Adeyemi, Beier (Diravilla, 65′)y Guirassy.
Barcelona, 1
Szczesny; Koundé, Araujo, Cubarsí, Gerard Martín; De Jong, Gavi (Pedri); Lamine Yamal (Eric Garcia, 70′), Fermin (Ferran 70′), Raphinha; y Lewandowski (Olmo, 86′)
Goles: 1-0, Guirassy (10′); 2-0, Guirassy (53′); 2-1: Bensebaini (58′); 3-1: Guirassy (76′)
Espectadores, 80.000 en el Signal Iduna Park